Recomendaciones para adaptar tu vivienda si convives con Encefalomielitis Miálgica

Cuando vives con Encefalomielitis Miálgica, más conocida como Síndrome de Fatiga Crónica, cada pequeño ajuste en tu entorno puede marcar una gran diferencia en tu bienestar y en el de tus seres queridos. El ambiente es muy relevante, desde la composición de los materiales, la distribución del espacio, la iluminación eléctrica o la forma en que entra la luz natural, ya que no solo afectan al confort, sino también a la salud física y mental.

Por ello hemos querido elaborar este artículo que recoge las recomendaciones que elaboramos junto a la bióloga Elisabet Silvestre (elisabetsilvestre.com), como parte de un acompañamiento a una persona con esta sintomatología que iba a mudarse a una nueva casa.

Lo hacemos con la intención de que pueda ayudar a otras personas con Encefalomielitis Miálgica y otros tipos de sensibilidad ambiental. Si conoces a alguien en esta situación, te invitamos a compartir este artículo con ella.

¿Qué es la Encefalomielitis Miálgica y cómo afecta el entorno?

La Encefalomielitis Miálgica (también conocida como Síndrome de Fatiga Crónica) (EM/SFM) es una enfermedad compleja, que provoca un agotamiento profundo, no mejora con el descanso y puede empeorar con esfuerzos físicos, mentales o incluso estímulos ambientales.

Muchas personas con EM/SFC desarrollan una sensibilidad extrema a la luz intensa, ruidos, olores, productos químicos o radiaciones electromagnéticas. Por eso, adaptar la vivienda no es un capricho estético, sino una necesidad para vivir mejor.

No existe un único modelo de hogar ideal, pero sí principios que pueden aplicarse para crear un espacio más adecuado. Recogemos los más importantes a través de doce claves.

Doce claves para diseñar una casa más amable con la Encefalomielitis Miálgica

Distribución sin obstáculos: evita esfuerzos innecesarios. Mantén los objetos de uso frecuente al alcance de la mano y revisa las posibles necesidades para incorporarlas al diseño general del espacio.

Rincones de descanso: más allá del dormitorio, crea rincones cómodos para descansar en cada área de la casa, con cojines, mantas y acceso a agua o tratamientos.

Iluminación natural: asegura la exposición directa a la luz natural de primera hora de la mañana y última hora de la tarde. Si se descartan las persianas, puedes usar blackout o protección solar por el exterior. En cuanto a la iluminación eléctrica, escoge luces indirectas o con bajo deslumbramiento (UGR), con un alto índice de reproducción cromática (IRC), sin parpadeo (flicker) y, cálidas a partir del atardecer, y si es posible, regulables.

Dormitorio sin electroclima: valora reducir o eliminar el campo eléctrico derivado dela instalación eléctrica en el dormitorio y en las zonas donde más tiempo pasas. Aleja equipos y fuentes de campos eléctricos o magnéticos, y evita el stand-by durante la noche. También se puede instalar un desconectado eléctrico automático. Desenchufa el wifi para dormir.

Sin tóxicos: usa pinturas naturales sin COVs (compuestos orgánicos volátiles), como las de arcilla o silicato, siempre con test de tolerancia previa, ya que no todas las personas, tienen la misma tolerancia. Es importante acertar con el tono de color, haciendo pruebas en varios puntos de la casa a distintas horas del día.

Ventilación: usar sistemas pasivos, y si es necesario se valora instalar un sistema de renovación de aire (simple o doble flujo, con o sin recuperador de calor), cuidando la ubicación por ruido. Si no se instala, se pueden usar purificadores en zonas de descanso, alejados del cabezal de la cama y desconectados por la noche.

Mobiliario ergonómico: opta por sillas cómodas con buen soporte lumbar, camas ajustables o cojines ergonómicos. También es importante el acabado de los materiales, priorizando aquellos agradables al tacto y fáciles de mantener.

Dormitorio fresco y bien aislado: por la noche, es preferible que el dormitorio esté más fresco. Si estás reformando, evita eliminar puertas interiores, ya que ayudan a aislar acústicamente las zonas de descanso. También puedes revisar los sellados para mejorar el aislamiento.

Espacios que equilibren compañía y privacidad: crea lugares cómodos para recibir visitas, pero que también respeten los momentos de intimidad. Este punto es especialmente importante en la reforma de la cocina.

Zona para estiramientos: dedica un espacio pequeño con colchonetas o cojines para hacer ejercicios suaves o yoga adaptado, sin tener que mover muebles o hacer esfuerzos.

Decoración agradable: introduce elementos naturales como plantas, madera o piedra. También puedes incluir libros, música relajante o arte que reconforte. Evita zonas difíciles de limpiar por la acumulación de polvo tóxico.

Limpieza sin tóxicos: evita fragancias, perfumes, suavizantes y productos de limpieza con derivados del petróleo. Usa productos naturales. La zona de lavadero debe estar ventilada y lejos de espacios de permanencia.

A pesar de estas claves, nos gustaría señalar que estas adaptaciones no curan la enfermedad, pero sí pueden cambiar radicalmente el día a día de la persona que la sufre. Por ello te invitamos a crear un entorno amable, que priorice el descanso, el silencio y la regulación natural del cuerpo. Porque cuidar el espacio es, en cierto modo, cuidar de una misma.

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