“A estas alturas del siglo XXI, con unas tasas de depresión y ansiedad y de otros trastornos mentales que parecen aumentar cada día y con un modo de vida cada vez más urbanizado y dependiente de la tecnología, es, quizá, más importante que nunca entender las muchas formas en que la mente y el jardín interactúan.”
Sue Stuart Smith es una médico psiquiatra inglesa influenciada por el mundo de los jardines gracias a las vivencias de su abuelo (que se rehízo después de la Primera Guerra Mundial), sus padres y también por su marido el paisajista Tom Stuart Smith.
Su libro, «La mente bien ajardinada: Las ventajas de vivir al ritmo de las plantas«, evalúa el impacto de la relación entre las personas y los jardines desde puntos de vista diferentes. Siempre con referencias a estudios científicos. Es de esos libros que «casi» subrayarías entero.
En el segundo capítulo “Naturaleza verde: naturaleza humana” del libro que hoy te traigo, nos cuenta que la idea de que los huertos, los jardines y la naturaleza pueden ayudar a las personas a crecer y recuperarse de las enfermedades mentales apareció por primera vez en Europa en el siglo xviii.
Hasta mediados s xx muchas instituciones tenían grandes jardines cercados en los que los pacientes cultivaban flores, frutas y verduras que luego se utilizaban para el hospital.
Sobre la década de 1950 con la entrada de nuevos y potentes fármacos el foco se desplazó hacia los medicamentos, por lo que en la siguiente generación, la dotación de zonas verdes escaseó.
Según comenta la autora, hoy estamos volviendo al punto de partida. Los niveles de depresión y de ansiedad no paran de aumentar, al igual que el gasto farmacológico. Esto, junto con unos datos cada vez más sólidos sobre los efectos positivos de la naturaleza, está dando un nuevo impulso a la jardinería y a otras formas de cuidado de la naturaleza.
Incluso justifica a través de estudios cómo esta posibilidad, además es más que rentable. William Bird el especialista en medicina general (autor del Oxford Textbook of Nature and Public Health) calcula que por cada libra que la sanidad pública británica podría gastar en la creación de proyectos de jardinería y horticultura, se ahorrarían cinco en gasto sanitario.
Si quieres saber más acerca de la relación entre arquitectura, jardines y bienestar, puedes visitar nuestra sección WELL de nuestro blog!
OTRAS FUENTES:
C. Hickman, Therapeutic Landscapes, Manchester University Press, 2013.
M. van den Bosch y W. Bird, Oxford Textbook of Nature and Public Health. The Role of Nature in Improving the Health of a Population, Oxford University Press, 2018.
N. Ireland, Social Return on Investment (SROI) Report. Gardening in Mind, 2013, < http:// www.socialvalueuk.org/ app/ uploads/ 2016/ 04/ Gardening-in-Mind-SROI-Report-final-version-1. pdf.
M. T. Gonzalez, T. Hartig, G. G. Patil, E. W. Martinsen y M. Kirkevold, «Therapeutic horticulture in clinical depression. A prospective study of active components», Journal of Advanced Nursing, 2010, DOI: 10.1111/ j. 1365-2648.2010.05383. x; H. Kamioka, K. Tsutani, M. Yamada et al., «Effectiveness of horticultural therapy. A systematic review of randomized controlled trials», Complementary Therapies in Medicine, 22, 5 (2014), pp. 930-943, DOI: 10.1016/ j.ctim. 2014.08.009.