Anna Ferrer: La certificación WELL cuida de las personas y favorece el rendimiento de los espacios.
¿Cómo descubriste el certificado WELL y por qué despertó tu interés?
Mi interés por la conexión entre arquitectura y el entorno se remonta a mi época de estudiante universitaria. Tras estudiar Arquitectura, cursé un máster en Urbanismo y Paisaje. Ahí ya empecé a plantearme la relación de las personas con el espacio, la arquitectura y los edificios.
Yo buscaba un vínculo entre la arquitectura y la naturaleza que me entusiasmase. La chispa llegó al leer en 2018 un artículo en el periódico El Mundo con el título “El edificio de oficinas más sostenible de España está en Madrid”.
A partir de ahí, ¿Cómo abordas el proceso de acreditación del certificado WELL?
Me interesó tanto el tema de cómo la certificación WELL cuida de las personas que me puse a investigar y descubrí que el partner nacional del International WELL Business Institute en España era el Instituto Tecnológico de Galicia. Así que empecé ya en 2018 a acudir a Madrid regularmente a sesiones de formación que organizaban y que abordaban la manera en que espacios y los edificios impactan en la salud de las personas. Ahora, tras recibir esa formación y pasar un examen, ya cuento con el Certificado Oficial del International WELL Building Institute.
¿Cómo se relaciona esa certificación WELL con el diseño biofílico, que es otra de tus inquietudes?
Precisamente WELL incorpora en el concepto de diseño biofílico en el criterio de Mente, que estudia la relación visual y sonora con el entorno y tiene una relación muy directa con la naturaleza. Me gustó mucho la idea y comencé a estudiar las diferentes corrientes y a formarme con especialistas internacionales.
¿En qué consiste, en concreto, el diseño biofílico?
El diseño biofílicoparte de la premisa de que las personas somos naturaleza; no somos ajenos a ella, sino que formamos parte de ella. De hecho, desde el punto de vista evolutivo, nuestra vida actual en las ciudades es muy reciente. Por eso, el diseño biofílico evalúa qué cosas son las que nos hacen bien como seres vivos.
El concepto de biofilia lo acuñó el biólogo Edward Wilson para referirse a la relación innata que tenemos las personas y el resto de animales con los procesos vitales y con la naturaleza. A raíz de esa descripción, surgió la corriente arquitectónica que busca la manera de materializar esa relación en las relaciones entre las personas y los espacios, en conexión directa a indirecta con la naturaleza.
Desde CU4 Arquitectura, ¿Cómo abordáis la certificación WELL de los edificios?
El proceso de certificación WELL es aplicable tanto para edificios ya en uso como para proyectos en curso. Y estudiamos la relación entre el estado actual y el mejor estándar posible de sí mismo. Para eso, siempre es mejor recabar cuanta más información mejor, a través de una conversación con el cliente. A partir de ahí, se diseña un sistema de puntuación con los requisitos que determina la certificación WELL que cuida de las personas.
El estándar se basa en una serie de criterios que cuidan de las personas y que favorecen el rendimiento de los espacios. El objetivo es garantizar que los objetivos se puedan cumplir, con parámetros cuantificables. WELL busca el equilibrio ente los apartados, para que reflejen cómo es una empresa, con qué valores se identifica la cultura corporativa y promover unas políticas más amables.
¿Cuáles son los diez parámetros que aborda WELL?
El estándar WELL estudia un total de diez factorescomo la calidad del aire y la luz, el acceso al agua potable, el nivel de confort acústico y térmico, la alimentación saludable, el movimiento, un estado de animo positivo, el sentido de comunidad y la calidad de los materiales.
Por vuestra experiencia, ¿cuál es el parámetro que requiere de más acciones de mejora?
Siempre nos sorprenden las deficiencias que presenta el apartado de la luz. No sólo desde el punto de vista de las necesidades visuales en el trabajo diario, sino de las necesidades circadianas, relacionadas con nuestro reloj biológico interno. No somos conscientes de la importancia que tiene cuidar la luz natural y pensamos que con la luz eléctrica está todo solucionado. Y eso no es así ni en el ámbito residencial ni, por ejemplo, en los centros sanitarios. Está demostrado que la luz que necesita el personal sanitario de las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) para trabajar es incompatible con el descanso del paciente. Y esa relación debe mejorarse. Los espacios en los que las personas reciben luz natural son mejores para el sistema inmunológico.
¿Y sobre qué factor existe más concienciación, a nivel general?
En los últimos años, la calidad del aire ha cobrado una gran importancia, por motivos obvios. Además, gracias al código técnico, cada vez tiene más peso la ventilación mecánica con recuperadores de calor para mejorar la sostenibilidad. Y existe una mayor preocupación por poner freno al radón, a los formaldehídos y a los compuestos orgánicos volátiles en el interior de los edificios.
También los parámetros de alimentación y movimiento generan reticencia. Pero cuando se aplican medidas en ese sentido, los empleados las prefieren: desde favorecer el acceso a alimentación sostenible a mejorar los flujos de movimiento dentro del espacio. La clave es crear ambientes en los que la opción saludable sea la más sencilla y esté al alcance de la mano.
¿En qué sectores se está implantando las certificaciones WELL? ¿Cuáles consideras que serán los siguientes?
Ahora mismo, el mundo de la oficina y el sector las residencias de estudiantes están muy interesados en todas las ventajas que el certificado WELL puede aportar a sus espacios y, sobre todo, a las personas que hacen uso de ellos de manera continuada. Además, en el caso de los jóvenes, es esencial que adquieran hábitos de vida saludables cuanto antes mejor.
Otro sector se beneficiaría en gran medida de las ventajas de WELL, pero que aún no está consolidado, es el de residencias de mayores, que son personas muy vulnerables. La nueva filosofía de envejecimiento saludable está muy relacionado con todos los principios de WELL. De hecho, curiosamente, en inglés, el concepto de envejecimiento saludable se conoce como Well Aging.